lunes, septiembre 11, 2006















CALLE REVOLUCIÓN

Vos… latís cigarra,
como laten cada noche los tambores de hojalata
que los niños que te habitan asoman a tu vereda.
Los he escuchado rugir junto al viento,
el canto que prepara la batalla,
arranca las tristezas y te nombra,
sangre adentro del paisaje que amaron nuestros abuelos.

Los he visto bailar al son de legendarios pájaros,
despertar a la marcha al obrero adoquín.
Olvidarse del hambre, perder el frío,
burlar a la temprana soledad.
Porque vienen del hondo peregrinar del tiempo,
viajando y nombrándote
Calle Nueva York.

Los tambores cuentan
que se han apagado los motores,
que hubo violentos mediodías,
soles y lunas sordomudos;
que a tus ojos amanecidos
por bohemios y marineros
anclaron aquellos trabajadores,
los que arrojaron a la montada
cuando nació la huelga.
Y el pueblo salió a cruzar el puente,
a encontrarse con su líder.














Porque hay en vos
la misteriosa seducción de las cosas más amadas,
la sencilla mirada de los amigos,
la obrera, infatigable, mano
la que acuna la memoria de la poesía de su gente.

El fueye murmura que es preciso,
que en todas las mesas madure el trigo
y abunde el pan.
Y este país de cigarras
viva cantándote dignidad.

Vos… nos latís, calle
porque sos el camino que señala,
cuando veo a los presentes y a los ausentes
construir el sueño colectivo, armar redes de amor
y nombrarte
Calle… Revolución



Griselda Eustratenko
17-04-05

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